jueves, 31 de enero de 2008

BATALLA DE CÍCICO

Fecha
410 a.C.

Lugar
Cerca de Cícico, Helesponto, en la actual Turquía

Resultado
Victoria ateniense

Beligerantes y comandantes
Atenas (Alcibíades, Trasíbulo, Terámenes, y Quereas)
Esparta y aliados (Míndaro)

Fuerzas de combate
Atenas: 86 trirremes
Esparta: 80 trirremes

Bajas
Atenas: mínimas
Esparta: La flota entera


En la batalla, una flota ateniense comandada por Alcibíades, Trasíbulo, y Terámenes destruyó completamente una flota espartana mandada por Míndaro. La victoria permitió a Atenas recobrar el control sobre un número de ciudades del Helesponto. Tras la derrota, los espartanos hicieron una oferta de paz, que los atenienses rechazaron.

PRELUDIO DE LA BATALLA

Como consecuencia de la victoria ateniense en Abidos en noviembre de 411 a.C., el almirante espartano Míndaro fue enviado a Esparta a por refuerzos y empezó a trabajar con el sátrapa persa Farnabazo para planear una nueva ofensiva. Los atenienses, mientras tanto, eran incapaces de continuar con sus victorias, desde que la reducción del tesoro ateniense impidió ninguna operación importante. Así, antes de la primavera de 410 a.C., Míndaro había construido una flota de ochenta barcos, y con el apoyo de las tropas de Farnabazo, asediaron y tomaron la ciudad de Cícico.

La flota ateniense en el Helesponto se retiró a su base de Sestos a Cardia para evitar la superior fuerza espartana, y Alcibíades, Terámenes, Trasíbulo que habían sido despachados para recaudar dinero con esta fuerza, crearon una flota de 86 barcos. Esta flota, al mismo tiempo que las tropas terrestres bajo Quereas, salió al Helesponto a desafiar a Míndaro.

DESARROLLO DE LA BATALLA

La fuerza ateniense entró en el Helesponto, y, pasando la base de espartana en Abidos antes de la noche para ocultar su número, estableció una base en la isla de Proconeso (actual isla de Mármara), justo al noroeste de Cícico. Al día siguiente, desembarcaron las fuerzas de Quereas cerca de Cícicos. La flota ateniense se dividió, con 20 barcos bajo Alcibíades avanzó hacia Cícico mientras otras dos divisiones bajo Trasíbulo y Terámenes acechaban detrás. Míndaro, viendo una oportunidad de atacar a lo que parecía ser una fuerza infinitamente inferior, partieron hacia ellos con su fuerza entera.

La fuerza de Alcibíades huyó, y los barcos de Míndaro les persiguieron. Cuando ambas fuerzas consiguieron estar fuera del puerto, Alcibíades se volvió frente a Míndaro, y Trasíbulo y Terámenes aparecieron con sus fuerza para aislar su retirada. Míndaro, viendo la trampa, huyó en dirección abierta, hacia una playa al sur de la ciudad, donde Farnabazo estaba situado con sus soldados. La flota espartana sufría pérdidas, y llegó a la orilla con grandes dificultades.

Las tropas de Alcibíades, conduciendo la actividad ateniense, desembarcaron e intentaron empujar a los barcos espartanos mar adentro con ganchos. Las tropas persas bajo Farnabazo, entraron en la lucha y empezaron a desplazar a los atenienses, que fueron superados en número y lucharon contra adversarios sobre tierra más firme, y en el mar. Trasíbulo desembarcó su fuerza y ordenó a Terámenes que combinara sus tropas con las de Quereas y se uniera a la batalla. Durante un tiempo, Trasíbulo y Alcibíades fueron llevados hacia atrás por fuerzas superiores, pero la llegada de Terámenes y de Quereas cambió la situación; los espartanos y los persas eran derrotados, Míndaro fue muerto. Todos los barcos espartanos fueron capturadas salvo los de los aliados siracusanos, que quemaron sus naves cuando se batieron en retirada.

CONSECUENCIAS

Los atenienses tuvieron pleno control de las aguas del Helesponto. Al día siguiente, tomaron Cícico, que se rindió sin luchar. Desmoralizados por la devastación de su flota, los espartanos enviaron una embajada a Atenas tratando de hacer la paz pero los atenienses la rechazaron.

En Atenas, el gobierno oligárquico que había gobernado desde 411 a.C., cedió el paso a una democracia restaurada unos pocos meses después de la batalla. Una fuerza expedicionaria bajo Trasilos estaba preparada para reunirse con las fuerzas del Helesponto. Esta fuerza, sin embargo, no partió hasta un año después de la batalla, y aunque los atenienses recapturaron Bizancio al final y continuaron recaudando el tributo de Calcedón, nunca aprovecharon realmente la ventaja que Cícico les había proporcionado. En gran parte, esto era resultado de la incapacidad financiera, incluso después de la victoria, el tesoro ateniense estaba muy presionado para soportar operaciones ofensivas a gran escala.

Mientras tanto, los espartanos, con la financiación persa, reconstruyeron su flota rápidamente, y pasaron a socavar la ventaja ateniense. Atenas ganaría solamente una batalla naval más en la guerra, en Arginusas, y su derrota en Egospótamos en 405 a.C. que conduciría al fin de la guerra. Cícico, aunque una victoria dramática, fracasó en traer una ventaja duradera al bando ateniense, y sólo sirvió para posponer el resultado final de la guerra.

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